martes, 12 de enero de 2010

Quién es quién

El último 24 de octubre hubo un apagón en Río Cuarto. En las penumbras de esa noche de sábado un grupo de más de 30 personas se acercaron al salón de calle Bolívar donde funciona la sede del Círculo de Suboficiales de la Policía Federal y que generosamente fue facilitado para reuniones de ex soldados durante el año pasado. La razón fue la convocatoria que, mediante mensajes de texto, miembros de Anexso (Asoc. Nacional de ex Soldados 53/59) habían efectuado durante las semanas anteriores. El grupo de la clase 58 tenía noticias de esa invitación y creía que se trataba de una reunión solo con algunos de nosotros y miembros de otras clases para discutir la creación de una delegación de Anexso y otros ítems relacionados. Durante los días previos discutimos el tema y prevalecía la idea de no aceptar ser delegación regional y mucho menos concretar afiliaciones, cobrar por ello y ni pensar en quedarnos con una parte de ese dinero. Llegaron a Río Cuarto como parte de una "gira" (como ellos la definieron) Miguel Jaime (Presidente de Anexso) y otras personas junto a él. La primera sorpresa fue ver que también se acercaron personas que venían desde pueblos de la zona e incluso de lugares bastante lejanos de Río Cuarto. Fue ahí que caímos en la cuenta de que no se trataba una reunión de mesa chica sino que se proponían realizar una asamblea con el evidente objeto de conseguir nuevas afiliaciones. Como anfitriones de la anterior reunión informativa y caras visibles de aquella convocatoria, exigimos alguna explicación: quien les había asegurado que el salón en cuestión estaba disponible, preguntamos. No hubo una respuesta clara. El propio responsable del lugar nos advirtió que esa noche había allí una fiesta familiar, que el salón estaba contratado y que por lo tanto nos debíamos retirar. En el acceso le explicamos a los asistentes que no eramos los autores de la invitación y dimos más detalles respecto de lo expresado antes en este mismo comentario.
Nos quedamos preocupados y en parte desanimados.
Hoy por hoy circulan por los despachos del Congreso varios proyectos de una pensión para ex soldados que estuvieron bajo bandera entre el 73 y el 78. Pero, la verdad sea dicha, no son más que proyectos. El argumento de que hace falta un número comprobable de interesados para empujar decisiones de legisladores para acompañar la iniciativa de un beneficio de este tipo, tiene asidero. Pero no es menos cierto que el manejo de fondos -suma que podrían alcanzar los cientos de miles con apenas $30 anuales por ficha- es algo que exige transparencia administrativa y destino concreto de inversión. Lo segundo es una quimera. ¿Publicar una solicitada en Clarín? ¿Pagar gastos administrativos? ¿Solventar las giras por el interior de los miembros de Anexso?...puede ser una parte mínima de alguna explicación. Pero sobre lo primero: si solo se afiliaran 10 mil personas, se estaría creando una caja de 300 mil pesos cuyo manejo quedaría en manos de un grupo de personas con la exclusiva garantía de su decencia y buena voluntad.
Muchachos: creemos que hay que desensillar hasta que aclare. Sobre el tema vemos que el apagón del 24 de octubre continúa y en esta oscuridad no tenemos nada claro todavia "quién es quién".